La Organización Mundial de la Salud recomienda mantener la lactancia exclusiva hasta el sexto mes de vida, a partir de entonces se recomienda seguir con la lactancia materna hasta los 2 años, como mínimo, acompañado de alimentos complementarios.
Primeros alimentos del bebé
Una vez llegado el momento de destetar al bebé, los expertos del Instituto Nacional de Pediatría de México (INP) recomiendan evaluar el estado de desarrollo y nutrición que tiene el bebé según su sexo y edad, para saber sus necesidades nutricionales. Además, recuerdan que debe mantenerse la lactancia o la leche de sustitución.
El INP aconseja que la nueva dieta cubra las necesidades nutricionales y energéticas del bebé, y que incluya productos de origen natural, frescos y de consumo habitual en la comunidad en la que resida la familia.
Es muy importante tener en cuenta que en este periodo pueden aparecer las denominadas alergias alimentarias, por lo que se recomienda al introducir un nuevo alimento que se haga por si solo y observar la tolerancia del bebé.
Cantidad, consistencia y frecuencia de los alimentos
Según los especialistas del INP, la cantidad, la consistencia y la frecuencia de los alimentos complementarios son tres aspectos fundamentales a la hora de introducir una nueva dieta en los niños.
La cantidad inicial de los productos debe ser entre una y dos cucharadas pequeñas para las frutas, verduras y cereales en el sexto y séptimo mes y para las carnes y pescados el noveno y décimo. Estas cantidades aumentarán gradualmente y ya en el mes doce se recomienda un cuarto de taza al día de cereales frutas y verduras y cuatro cucharadas de carnes, pescados, leguminosas y huevo.
Respecto a la frecuencia, del sexto al octavo mes los expertos aconsejan dar los alimentos una o dos veces al día y preferiblemente por la mañana para fomentar el desayuno. A partir del octavo mes ya se introducen carnes y pescados y se empieza a fomentar también la comida. Además, se aconseja mantener la consistencia de purés y papillas hasta los 12 meses, cuando se empiezan a introducir los alimentos troceados o picados.
Consejos para los primeros alimentos sólidos del bebé
Para que el proceso de destete no sea traumático para el bebé, se recomienda utilizar platos y cucharas pequeñas apropiadas para las manos y la boca del niño, alimentar directamente los primeros meses y asistirlos si lo requieren cuando sean más mayores.
No forzar la alimentación y tener paciencia es fundamental tanto para los padres como para los pequeños. Si el niño rechaza un alimento, procura mezclarlo con otros sabores o texturas. Evita los primeros meses los condimentos y especias y presenta los platos de forma atractiva.
]]>Si estás alimentando a tu bebé con leche materna, es buena idea darle el pecho mientras esté recibiendo las inyecciones o inmediatamente después para que se tranquilice. El amamantamiento es un poderoso calmante, porque combina la demostración de cariño, el contacto piel con piel, la succión y el sabor dulce de la leche, que es un antídoto tranquilizante frente al susto y el dolor de la aguja.
Si no tienes la alternativa de amamantarlo, intenta distraerlo tan pronto terminen de ponerle las inyecciones, acunándolo, hablándole o cantándole, o incluso bailando con él alrededor de la habitación. Llamar su atención con un juguete que lo divierta no estaría de más.
Programa las vacunas con mucho cuidado. Si tu niño llegase a tener una reacción, sería conveniente que esté cerca de tu casa, donde pueda recibir la atención que necesite: ten esto en cuenta para cuando organices un viaje y planees fiestas de cumpleaños y otras actividades.
A la mayoría de los niños que manifiestan una reacción les ocurre durante la noche del día en que recibieron las inyecciones. La vacuna triple vírica (o MMR por sus siglas en inglés), no obstante, puede desencadenar fiebre o una erupción cutánea entre siete y 10 días después de la inyección, y algunos niños se sentirán un poco enfermos por uno o dos días.
Si estás decidida a hacer lo posible por reducir las molestias de tu niño, puedes consultarle al médico acerca de una crema llamada EMLA. Ésta es un anestésico de aplicación local que se coloca aproximadamente una hora antes de que se le administre la inyección.
Necesitarás una receta médica para poder comprar esta crema y la indicación de la hora aproximada de aplicación de la inyección o inyecciones para poder prever el momento en que se la debes de poner.
Varios estudios demuestran que la crema EMLA es eficaz en minimizar el dolor, tanto durante el momento de la inyección como después.
También puedes consultarle al médico acerca de las vacunas combinadas, las cuales pueden reducir el número total de inyecciones que reciba tu niño. Una de ellas, conocida con el nombre de Pentacel combina las vacunas que inmunizan frente a la difteria, el tétanos y la tos ferina o pertussis acelular (triple bacteriana o DTaP), la hepatitis B y la poliomielitis, de modo que tu niño recibirá una inyección en lugar de las tres habituales.
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El peso y la talla del bebé al nacer
La herencia genética y el momento de la gestación que el bebé elige para nacer determinan, en principio, su peso y talla. Así, el tamaño de los padres influye en el peso y talla del bebé no sólo en el momento del nacimiento, sino también en su desarrollo posterior. Respecto al momento del parto, hay que hacer una distinción entre los que nacen a término y los que se adelantan a la semana 38 de gestación. En otras ocasiones, una enfermedad materna que no le haya permitido recibir suficiente alimento durante el embarazo o una diabetes gestacional también pueden determinar el peso y talla del bebé al nacer.
¿Cuánto ha pesado el bebé?
Es la pregunta más frecuente a la que responden los padres tras el nacimiento de su hijo junto con el nombre elegido para él. Por debajo de los 2.500 gramos, se considera bajo peso en los bebés nacidos a término, mientras que por encima de los 4.000 gramos, el peso es evaluado como alto. El valor medio está situado entre ambas medidas y en torno a los 3.000 gramos.
¿Cuánto debe crecer el bebé y aumentar de peso?
La medición del peso y la talla son controles rutinarios que llevará a cabo tu pediatra en cada visita. Es importante no obsesionarse con estas medidas porque los picos de aumento de peso y de crecimiento no son siempre los mismos y, durante el primer año, cambian cada trimestre.
Así, durante los primeros tres meses, el aumento de peso oscila entre 750 - 900 gramos mensuales. Entre el tercero y sexto mes, decrece y el aumento gira en torno a 500 - 600 gramos mensuales. Entre el sexto y noveno mes, el aumento de peso es menor, entre 350 - 400 gramos mensuales. Y, finalmente, entre el noveno mes y el año de edad, el promedio mensual se sitúa entre 250 - 300 gramos.
Tabla de peso y talla para niños y niñas
Las tablas sobre el peso y las medidas ideales son orientativas, un aspecto que deberás tener en cuenta a la hora de pesar y medir a tu hijo. Esta orientación NO sustituye a los consejos del pediatra. Sigue respetando y considerando las revisiones mensuales indicadas por el médico. Será él quién dará la última palabra cuánto al estado físico de tu hijo.
La tabla de la OMS para niños y niñas
Hasta abril de 2006, las tablas de crecimiento se basaban en una población infantil reducida, de un mismo origen geográfico y sin distinguir entre los bebés alimentados con leche materna y los que se nutrían de leche de fórmula. Hace quince años, la Organización Mundial de la Salud, OMS, consciente de esta situación y de que esas tablas podían estar interfiriendo en el cuidado de la salud de los bebés, decidió iniciar un estudio mucho más amplio. La población seleccionada incluye niños de diversas etnias y procedencias y la novedad es que todos han sido alimentados con leche materna, que se considera el patrón de referencia en cuanto a alimentación.
Niños
Edad Peso Medio Talla
Recién nacido 3,4 kg 50,3 cm
3 meses 6,2 kg 60 cm
6 meses 8 kg 67 cm
9 meses 9,2 kg 72 cm
12 meses 10,2 kg 76 cm
15 meses 11,1 kg 79 cm
18 meses 11,8 kg 82,5 cm
2 años 12,9 kg 88 cm
3 años 15,1 kg 96,5 cm
4 años 16,07 kg 100,13 cm
5 años 18,03 kg 106,40 cm
6 años 19,91 kg 112,77 cm
7 años 22 kg 118,50 cm
8 años 23,56 kg 122,86 cm
Niñas
Edad Peso Medio Talla
Recién nacido 3,4 kg 50,3 cm
3 meses 5,6 kg 59 cm
6 meses 7,3 kg 65 cm
9 meses 8,6 kg 70 cm
12 meses 9,5 kg 74 cm
15 meses 11 kg 77 cm
18 meses 11,5 kg 80,5 cm
2 años 12,4 kg 86 cm
3 años 14,4 kg 95 cm
4 años 15,5 kg 99,14 cm
5 años 17,4 kg 105,95 cm
6 años 19,6 kg 112,22 cm
7 años 21,2 kg 117,27 cm
8 años 23,5 kg 122,62 cm
]]>A pesar de haber estado deseando durante nueve meses tener a tu bebé en tus brazos, quizá cuando finalmente lo tengas te sientas un poco abrumada. Saber que un ser tan chiquito y frágil depende de ti, junto con todo el cansancio físico que conlleva el parto, unido a los cambios de humor debido a la fluctuación de las hormonas y la falta de sueño, puede resultar bastante difícil para muchas mujeres.
Nuestras antepasadas sabían todo esto y por eso crearon algo maravilloso para las nuevas mamás llamado "la cuarentena", que todavía se sigue practicando en algunos lugares. La cuarentena es un periodo de aproximadamente 40 días o seis semanas en los que la nueva mamá sólo tiene que dedicarse a aprender a amamantar, cuidar de su bebé y cuidarse ella misma. Durante ese periodo, otros miembros de la familia son los que cocinan, limpian la casa y atienden a otros niños, si los hay.
Este es el tiempo aproximado que una mamá necesita para que su cuerpo empiece a volver a la normalidad después del parto. La cuarentena también se conoce como puerperio.
Durante este periodo tradicionalmente se usaban una serie de hierbas, remedios y costumbres para ayudar a la recuperación. Una vez pasado este periodo se consideraba que la mamá estaba lista para integrarse de nuevo completamente en la vida familiar.
Tu versión de la cuarentena:
La vida de hoy en día hace difícil para muchas mamás poder disfrutar de una cuarentena tradicional. Es posible que, al igual que muchas otras mujeres que acaban de tener un bebé, tan solo cuentes con la ayuda de tu mamá, tu suegra o algún otro familiar que te venga a visitar durante unos días.
Sin embargo, aunque no te puedas permitir un descanso total durante seis semanas, sí hay formas de prepararte para este periodo que te ayudarán a descansar todo lo posible, durante el mayor tiempo. Uno de los secretos para sobrevivir en estos primeros días después del parto es aceptar toda la ayuda disponible.
A pesar de que muchas mujeres latinas nos sentimos responsables del cuidado y limpieza de nuestro hogar, éste es uno de esos momentos en los que hay que establecer prioridades, y tu prioridad ahora mismo debe ser descansar y cuidar de tu bebé.
Algunas cosas que te pueden ayudar son: Si hay familiares que se han ofrecido a instalarse contigo durante un tiempo, no rechaces su oferta. Intenta organizar las visitas para que cuando se vaya uno venga el siguiente, y así tener apoyo durante el máximo tiempo posible.
Cualquier persona que críe a un niño hoy probablemente se haya preocupado por el tiempo que pasan viendo televisión o con otros dispositivos y se ha preguntado sobre el impacto que pueda eso tener. ¿Afecta la tecnología a sus cerebros? ¿Limita su desarrollo social? ¿Podría lesionar emocionalmente? ¿Podría retrasar cuando empiezan a hablar?
Nunca había pensado en esa última pregunta hasta que un nuevo estudio, publicado este jueves y presentado en la Reunión de Sociedades Académicas Pediátricas de 2017, revelara algunos hallazgos sorprendentes.
El estudio encontró que entre más tiempo pasaban usando pantallas los niños entre las edades de seis meses y dos años, tales como teléfonos inteligentes, tabletas y juegos electrónicos, más probabilidades tenían de experimentar retrasos en el habla.
"Creo que es el primer estudio que examina el dispositivo de comunicación móvil y el retraso de la comunicación en los niños", dijo la doctora Catherine Birken, investigadora principal del estudio y pediatra y científica del Hospital for Sick Children de Toronto, Ontario. "Es la primera vez que hemos aclarado algo sobre este tema potencial, pero creo que los resultados deben ser templados (porque) es realmente un primer vistazo".
En el estudio, que incluyó a casi 900 niños, los padres informaron la cantidad de tiempo que sus hijos pasaron usando pantallas en minutos por día a los 18 meses de edad.
Los investigadores utilizaron una lista de comprobación infantil para niños pequeños, una herramienta de evaluación validada, para medir el desarrollo del lenguaje de los niños también a los 18 meses. Examinaron una variedad de cosas, incluyendo si el niño usa sonidos o palabras para llamar la atención, su pone palabras juntas, y cuántas palabras usa.
Veinte por ciento de los niños pasaron un promedio de 28 minutos al día usando pantallas, según el estudio. Cada 30 minutos de aumento en el tiempo diario de la pantalla se asoció con un aumento del 49% de riesgo de lo que los investigadores llaman retardo expresivo del habla, que básicamente es la habilidad de usar sonidos y palabras. El estudio no encontró ninguna relación entre el uso de un dispositivo portátil y otras áreas de comunicación, como gestos, lenguaje corporal e interacción social.
"Necesitamos una investigación más definitiva"
Birken, que también es profesora asociada de pediatría en la Universidad de Toronto, enfatizó que mientras su estudio muestra que parece haber una relación entre el uso de dispositivos portátiles y los retrasos en la comunicación en niños pequeños, se necesita mucha más investigación para determinar si usar dispositivo definitivamente está causando esos problemas en el discurso.
Otras investigaciones también necesitan examinar qué contenido están viendo los niños pequeños y si están usando dispositivos con un padre o un adulto presentes, dijo.
"Creo que con el fin de desarrollar las pruebas para informar a los padres y a los médicos sobre qué recomendar, necesitamos una investigación más definitiva", dijo Birken.
Necesita pruebas, por lo menos estudios longitudinales, pero al menos este hallazgo identificó una asociación y apoya la recomendación actual de la Academia Americana de Pediatría.
Ese grupo no recomienda que los niños menores de 18 meses usen ninguna pantalla en absoluto, aparte del video-chat con la familia. El ruido y la actividad de una pantalla pueden ser una distracción para un niño pequeño y pueden causar una desconexión entre ellos y sus padres, dijeron los pediatras.
Para los niños de entre 18 y 24 meses de edad, la Academia Americana de Pediatría no hizo una prohibición. Pero sí les recomienda a los padres elegir una programación de alta calidad y verla con sus hijos para ayudarles a entender qué es exactamente lo que están viendo.
Casi el 40% de los niños menores de 2 años han utilizado un dispositivo móvil, un aumento de sólo 10% en 2011, según un estudio de 2013 de Common Sense Media, una organización sin fines de lucro que se centra en ayudar a niños, padres y educadores a navegar por el mundo de medios y tecnología. Esas cifras son probablemente más altas hoy en día, ya que los teléfonos inteligentes han crecido en popularidad.
"Este es un estudio importante pues destaca algunos de los riesgos potenciales asociados con el uso de los medios de comunicación, y específicamente los dispositivos móviles de mano", dijo Michael Robb, director de investigación de Common Sense Media.
"Lo que impulsa el efecto es muy importante, los efectos negativos pueden deberse a que el tiempo de la pantalla reemplaza la interacción entre padres e hijos (jugar, leer, hablar, cantar, etc.) que son cruciales para un desarrollo saludable", añade.
Fuente: CNN
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La piel del bebé es muy fina y vulnerable a los agentes agresores, por lo que, a la hora de limpiarla, requiere de unos cuidados especiales. No sólo se trata de elegir los productos más adecuados para el bebé, hipoalergénicos y que respeten el pH de su piel, sino que la limpieza debe hacerse de forma correcta.
De hecho, existen muchos errores asociados a la higiene diaria del bebé que pueden tener consecuencias negativas no sólo para la piel, sino para la salud del pequeño en general. Errores que, por otro lado, son muy fáciles de remediar si se tienen en cuenta unos sencillos consejos:
Mima su cabello
Uno de los errores más frecuentes es no dejar tiempo al champú para que desarrolle su acción de limpieza, aplicándolo al final del baño o de la ducha. El producto debe ponerse al principio, y hay que dejarlo “reposar” sobre la cabeza del bebé durante 4-5 minutos. Por lo tanto, lava la cabeza del niño al inicio del baño y pasa a lavar el resto del cuerpo después, haciendo que el pequeño se divierta con el agua y los juguetes.
Protege su piel
La falta de higiene de la piel (sudor que se estanca, polvo que se acumula, etc.) es uno de los principales factores que provoca irritaciones más o menos acentuadas, que pueden producir prurito y, en consecuencia, hacer que el pequeño se rasque, con el riesgo de que aparezca una posible infección en la zona. Lo ideal sería bañar al niño todos los días, utilizando productos específicos para bebés, hipoalergénicos y con un pH neutro, con el fin de respetar el delicado manto hidrolipídico que reviste la piel, y que la protege de las agresiones externas.
La higiene de los genitales
En el caso de los niños, no se debe retirar el prepucio, la piel que recubre el glande, ya que protege el interior del pene y evita que se produzcan infecciones. Por lo que respecta a la higiene de las niñas, se suelen producir dos errores frecuentes: el primero es lavar la zona anal y, después, la vaginal: de este modo, las bacterias que habitan en el intestino pasan a la vagina, con el consiguiente riesgo de provocar infecciones o enrojecimiento. El segundo error consiste en vestir a las niñas con bragas o pantalones muy ajustados, que pueden irritar los genitales internos y externos.
Manos y uñas, siempre limpias
Es preciso habituar al niño a lavárselas con frecuencia, al menos, antes y después de las comidas, y al volver a casa después de estar en el parque o de dar un paseo. Enséñale cómo debe hacerlo, utilizando siempre jabón y frotando sus manitas durante 30 segundos antes de secárselas. Por otro lado, muchas de las infecciones de la piel están provocadas porque el niño tiene las uñas largas y se rasca, provocando lesiones: hay que repasarlas dos veces a la semana, y las de los pies, una sola vez.
Cómo limpiar su naricita
Para limpiar su naricita, sobre todo si está congestionado, hay que acostar al niño boca arriba, girar su cabecita hacia un lado, manteniéndola bien sujeta, y aplicar un producto a base de agua de mar o suero fisiológico en el orificio nasal superior. Después, se debe repetir la operación en el otro orificio, girando la cabeza del bebé hacia el otro lado. Transcurridos 10-20 segundos, se incorpora al pequeño para que termine de expulsar las mucosidades. Para eliminar las mucosidades que todavía permanezcan en las fosas nasales, se debe completar la operación utilizando un aspirador nasal.
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2 meses
3 meses
4 meses
5 meses
6 meses
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¿Tu hijo llama a mamá todo el tiempo?¿Te preguntas por qué lo hace y si es normal que sólo te llame a ti? Tiene una explicación lógica y es lo más normal del mundo. Te explicamos las razones por las que el bebé y el niño siempre reclaman a la figura materna y cómo debes actuar ante este comportamiento natural.
Cuando el bebé empieza a hablar, llamar a mamá o papá es una de las primeras cosas que hacen. Si bien el primer "mamá" o "papá" provocan una gran emoción en los padres, que se deshacen en elogios hacia la nueva habilidad que el pequeño ha desarrollado, no es menos cierto que, cuando, sobre todo, la mamá se siente interpelada en todo momento, puede llegar a preguntarse cuándo el pequeño dejará de repetir “mamá” todo el tiempo.
¿Qué hacer si tu hijo llama a "mamá" todo el tiempo?
Si tu hijo llama a mamá sin parar, ante todo, debes saber que se trata de algo absolutamente normal. La mitad de los bebés ya han pronunciado “papá” o “mamá” a los siete meses. Al principio, es algo que dicen simplemente porque pueden hacerlo, porque saben decirlo. Pero la mayoría lo dice sin saber lo que significa, hasta una semanas más tarde.
Normalmente, el bebé asocia la palabra a la persona antes de cumplir el año (entre los 11 y los 12 meses de vida). Un poco más tarde, cerca de los dos años (a veces, antes, incluso a los ocho meses), es muy frecuente que el pequeño pase por una etapa de “mamitis" o "papitis" aguda.
Durante la etapa de “mamitis” o “papitis”, los niños sienten angustia por la separación de su mamá o su papá. Esta etapa es absolutamente normal y se caracteriza porque el bebé no quiere separarse de su madre, desconfía de personas con las que antes era simpático y llama a mamá todo el tiempo.
Para que esta situación no te resulte incómoda, deberás tener más paciencia y dulzura que nunca, además de tratar de encontrar los métodos para darle más tranquilidad y confianza cuando no estés con él.
Con este fin, puede ser muy útil jugar con el niño a algo divertido e ir alejándote paulatinamente, primero unos centímetros, luego unos metros más, y así hasta salir de la habitación, para luego volver. Mientras lo hagas, es importante que vayas hablándole y pasándotelo bien junto a tu hijo. Se trata de mantener la confianza y seguridad de tu hijo aún con distancia entre ambos. Comprobarás que, cuanta más seguridad tenga tu hijo en sí mismo, menos ansiedad sentirá cuando te ausentes.
¿Qué hacer cuando el niño nunca busca a papá?
¿Tu hijo llama a mamá todo el día pero a papá no lo llama nunca? En el caso de los bebés menores de un año, es normal que sólo llamen a mamá, ya que ella sola puede proporcionarles todo lo que necesitan. Si además, el padre pasa menos horas en casa y presta menos atención a su hijo, deberéis trabajar el afecto del peque por su padre, mediante juegos y actividades diversas.
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Limpiar bien los biberones del bebé después de cada uso es la única manera de evitar la proliferación de microorganismos en la tetina y en el recipiente de la leche. Salvo en casos especiales, no es necesario esterilizar. Te contamos cómo lavar el biberón de tu hijo para garantizar su higiene.
Existen varios métodos para limpiar los biberones de los bebés: esterilización en caliente (con agua hirviendo o con vapor); esterilización en frío (con sustancias químicas que se diluyen en el agua del grifo), o, lo más habitual, lavar las piezas que componen el biberón con agua y detergente.
Antes del primer uso, sí suele recomendarse esterilizar los biberones.
Lavar los biberones con agua y jabón
Lo más habitual es lavar el biberón del bebé con agua y jabón, a no ser que el pediatra recomiende esterilizar los biberones (en recién nacidos, en bebés prematuros etc).
Lo mejor es limpiar el biberón en cuanto terminamos de usarlo, para que los residuos de leche no se queden adheridos. Hay que limpiar el biberón, la tetina y la tapa con agua caliente y detergente, y aclararlos muy bien para evitar que queden residuos.
Los cepillos para limpiar biberones resultan muy útiles, porque se adaptan al contenedor largo y estrecho del biberón y a la forma de la tetina y permiten llegar a todos los recodos.
Al lavar el biberón, tenemos que insistir especialmente en la rosca y los bordes interiores del biberón y de la tetina, ya que es donde se acumulan residuos con más facilidad.
Cuando terminamos, conviene dejar el biberón en un lugar en el que le de el aire, para que se seque bien, con cada pieza por separado y boca abajo, de manera que las gotitas escurran.
No hay que guardar los biberones con todas las piezas encajadas (recipiente, tetina, disco de seguridad y tapa) hasta que estén bien secos, para evitar la proliferación de bacterias y gérmenes.
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Cada una marca un punto en la línea histórica de su desarrollo, en la progresión hacia convertirse en los adultos que algún día serán, pero… ¿has pensado que tú, como madre, también atraviesas etapas?
Estas son las tres primeras que solemos transitar cuando nos convertimos en mamás:
La de la duda permanente:
Durante los primeros meses, solemos pasar noches en vela, no sólo porque nuestro recién nacido demanda nuestra atención durante las 24 horas, sino porque nos invaden los miedos y las dudas acerca de lo que estamos haciendo. Leemos blogs enteros sobre lactancia, buscamos infinitas preguntas en Google, lloramos en el consultorio del pediatra por no poder calmar a nuestro pequeño con cólicos, chequeamos cien veces si está respirando, detenemos el auto cada cinco cuadras para asegurarnos de que la silla del bebé esté bien sujetada… Nuestras amigas nos reconfortan y seguimos adelante, pero la incertidumbre nos domina.
La del amor absoluto:
Al salir de esa abrumadora primera etapa, solemos entrar en una más disfrutable: la del enamoramiento profundo. En muchos casos, las flamantes madres atraviesan esta fase primero, pero un bebé con cólicos o algunos problemas de lactancia pueden llevarte a vivirla en un segundo momento. Lo observas hipnotizada durante horas, acaricias su carita una y mil veces, lo hueles, memorizas su aroma, disfrutas de sus sonidos como maravillosas melodías, gozas al máximo de los baños, los cambios de ropa y los incipientes juegos entre ambos… No puedes creer que está ahí contigo y que es TU bebé. Sin dudas, es una etapa mágica.
La de la realidad:
Por último, la vida se presenta en su plenitud ante nosotras y entramos en la etapa de cierre de la primera fase de la maternidad: la realidad. Alrededor del primer cumpleaños, la novedad de la llegada del bebé deja de ser tal. Tu pequeño está aquí para quedarse y, poco a poco, los otros órdenes de la vida deben ser atendidos también. Finalmente, comprendes que juntos transitarán una infinidad de nuevas etapas y que muchas de ellas no serán sencillas. Nadie dijo que sería fácil, claro, pero lo más importante es que – más allá de la batalla que tengan por delante – se tendrán uno al otro para librarla. Y esa etapa es eterna.
El amor que sientes por tu hijito no es simplemente intelectual o cultural, como podría ser tu amor por otras personas, sino que forma parte de tu ser. Como madres y padres —naturales, adoptivos y hasta padrastros y madrastras— estamos "programados" para formar fuertes lazos afectivos con nuestros hijos, y tu hijo también está hecho para sentir esa fuerte conexión contigo.
A lo largo de los años, los científicos y especialistas en desarrollo infantil han descubierto detalles fascinantes acerca de esta conexión natural entre padres e hijos. Sus hallazgos nos ayudan a comprender por qué nos volvemos verdaderos "adictos" a nuestros bebés y por qué seguimos amando profundamente a nuestros hijos a medida que crecen, a pesar de sus berrinches, pleitos y discusiones.
El vínculo que tienes con tu hijo cambiará con el pasar de los años, pero su importancia no disminuye nunca.
El embarazo: Amor antes de la primera vista
No te sorprendas si ya te sientes enamorada de tu bebé antes siquiera de conocerlo. Los futuros papás a menudo sienten una poderosa mezcla de emociones y anticipación, y estos sentimientos ayudan a crear el escenario para tu relación con el niño que va a nacer.
Cuando estás embarazada, tus poderosas hormonas de mamá también empiezan a formar la base de este vínculo afectivo con tu bebé. Estas hormonas se producen durante todo el embarazo y se vuelven más fuertes cada semana.
A medida que se va acercando la fecha prevista para el nacimiento, tu cerebro empieza a producir cantidades cada vez mayores de la hormona oxitocina, cuya función es la de despertar y fortalecer tus instintos maternales.
También conocida como la "hormona del amor", la oxitocina es la responsable de las actitudes más maternales en los animales, desde los monos hasta los ratones, como cuidar, acurrucar y limpiar al bebé.
En las mamás que están embarazadas, la principal función de la oxitocina es reducir el estrés y a la vez aumentar el deseo y la ilusión de prepararse para la llegada del bebé.
Esta hormona ha sido tema de muchos estudios científicos en los últimos años. Algunos estudios con animales sugieren que la oxitocina cumple un papel importantísimo en muchos de los comportamientos sociales, desde la crianza de los bebés hasta la formación de relaciones sólidas y duraderas.
Los animales que no poseen receptores de oxitocina en áreas claves del cerebro ignoran a sus crías y buscan diferentes parejas cada temporada. Los animales de especies con una buena cantidad de estos receptores tienden a ser padres cuidadosos y a formar parejas duraderas. O sea que cuando tu organismo empieza a bombear más oxitocina durante el embarazo, es como si por tus venas estuviera circulando más amor.
Tu bebé también empieza a crear un fuerte vínculo afectivo contigo, incluso antes de nacer. Los latidos de tu corazón lo acompañan constantemente. Los alimentos que comes afectan el sabor del líquido amniótico que lo rodea. Y su corazoncito late un poco más fuerte cuando escucha tu voz, cuyo sonido seguirá estimulándolo y reconfortándolo durante muchos años.
Si eres el papá, o una mamá o un papá adoptivo que está esperando la llegada de su bebé, o el papá o la mamá secundario en una pareja del mismo sexo, no sentirás los efectos de estos cambios hormonales ni del acercamiento físico que experimenta una mujer embarazada con su bebé desde antes del nacimiento. Pero no te preocupes, porque tu vínculo afectivo con tu hijito, como papá, no quedará perjudicado.
Los bebés, y también los niños más grandes, tienen la capacidad de formar fuertes vínculos con cualquier persona que los cuide y responda a sus necesidades físicas y emocionales. Según la teoría del apego (el principio psicológico básico que rige las relaciones humanas) las personas de todas las edades crean vínculos fuertes y profundos con otras personas que les proporcionan seguridad y apoyo.
La habilidad y el deseo de formar esta clase de uniones es algo que jamás perdemos, o sea que nunca es demasiado tarde para crear un vínculo afectivo con un niño, dice Carol Wilson, una psicóloga de la universidad Penn State, Erie. "Cualquier persona que lo cuide puede convertirse en una figura muy querida y cercana", explica.
Tu bebé y tú: dos adictos al amor
Cuando estás de parto, a medida que las contracciones progresan, el flujo de oxitocina en tu cerebro y en tu sangre se va transformando en un torrente. Entre sus muchas funciones, esta hormona es la responsable de las contracciones uterinas y de empezar a estimular la producción de leche materna (funciona tan bien que los médicos a menudo les administran pitocina, que es una forma sintética de la oxitocina, a las mujeres a través de una sonda intravenosa para inducir el parto.)
Cuando tengas en brazos por primera vez a tu recién nacido, ya estarás prácticamente nadando en oxitocina. Esta poderosa hormona es capaz de echar a un lado la fatiga y el dolor del parto, y sustituirlos por una gran sensación de euforia y amor.
Pero no creas que los hombres son inmunes a los encantos de sus bebés o a los efectos de la oxitocina. Al igual que les sucede a sus parejas, los papás también reciben una buena dosis de la hormona del amor cuando ven por primera vez a sus pequeños. Eso explicaría las fuertes e inesperadas emociones que muchas veces arrebatan a los papás en la sala de partos.
El papá Steve Bradley nos cuenta que no esperaba llorar cuando nació su hija. Pero no pudo contener las lágrimas al verle la carita a la pequeña Olivia: "Era como si lo hubiera estado negando, hasta que (durante el parto) se le empezó a asomar la cabecita", dice él. "Nació con la carita hacia arriba, mirándome a mí primero" (no te pierdas el Diario de un papá embarazado).
Los papás también pasan por otros cambios biológicos significativos. Un estudio realizado en 2009 concluyó que, en los hombres, los niveles de la hormona testosterona disminuyen de 26 a 34 por ciento cuando son padres por primera vez. "La reducción del nivel de testosterona parece ser una adaptación biológica que ayuda a los hombres a cambiar sus prioridades cuando nacen los hijos", dice el antropólogo Christopher Kuzawa.
Más intrigante aún es el hecho de que algunos hombres empiezan a producir más estrógeno, lo cual podría ser una prueba del poder transformador de la paternidad. Según Diane Witt, neurocientífica de la Fundación Nacional de Ciencias (National Science Foundation), el estrógeno hace que el cerebro sea más sensible a la oxitocina, y esto puede estimular en los padres el deseo de amar, cuidar y proteger a sus bebés.
La oxitocina, sin embargo, no es el único componente químico del amor. También la dopamina, que es la base de las sensaciones de placer y bienestar en el cerebro, cumple un papel importante en el desarrollo del apego, tanto para ti como para tu bebé. Siempre que tienes en brazos, amamantas o meces a tu bebé los dos reciben una dosis de esta sustancia como recompensa.
Mientras tú disfrutas la agradable sensación que te brinda, la dopamina que recibe tu bebé le está ayudando a conectarse emocionalmente contigo. En 2004, un grupo de estudiosos italianos sacó esta conclusión al observar el comportamiento de bebés ratones. A los ratoncitos que no podían sentir la dopamina no parecía importarles si su madre estaba presente o no. Este experimento es la principal evidencia de que la dopamina cumple un papel crucial en el apego entre madre e hijo.
Los padres adoptivos también disfrutan los efectos de la oxitocina y la dopamina cuando están con sus hijos, dice Witt; y también los hijos adoptivos, como todos los niños que han desarrollado un apego sano con quienes los cuidan, reciben dosis frecuentes de dopamina al estar con sus padres.
¿Qué pasa si no siento ese fuerte apego inmediatamente?
Más o menos el 30 por ciento de las madres no se sienten inmediatamente enamoradas de sus bebés, y a menudo esto se debe a que el niño, o el proceso de nacimiento, no correspondió a sus expectativas.
En estos casos, la decepción, el estrés y el agotamiento a veces ahogan las fuertes hormonas del amor, pero no por mucho tiempo. La gran mayoría de los padres desarrollan un fuerte vínculo afectivo con sus bebés durante los primeros meses.
Carrie Hook, una consejera que trabaja en programas de prevención de abuso infantil quien también es madre de tres niños, explica que no tuvo la oportunidad de apegarse a su primer bebé desde el primer instante. Tras un largo y doloroso parto, su pequeña hija Madison nació con un poco de meconio en los pulmones y las enfermeras se la tuvieron que llevar inmediatamente.
A Hook no le permitieron amamantar a su hijita o sostenerla siquiera durante al menos ocho horas. Cuando finalmente se la trajeron, a la mamá le costó conectarse con la pequeña que tenía en brazos y no dejaba de llorar. "Siempre imaginé que mi bebé nacería y me enamoraría instantáneamente de ella", cuenta Carrie Hook, "nunca pensé que tendría que controlarme para no rechazarla". De repente, Carrie ya no estaba tan segura de estar lista para ser madre.
Carrie Hook siempre les cuenta su historia a otras mamás a quienes les preocupa la posibilidad de no conectarse inmediatamente con sus bebés. Su historia tiene un final feliz: con el tiempo la pequeña Madison dejó de llorar, Carrie empezó a sentirse más confiada como madre y las dos se enamoraron profundamente.
Si no te es posible tener en brazos a tu bebé inmediatamente después de dar a luz, no te desesperes. En realidad no hay una "ventanita" mágica que hay que aprovechar antes de que desaparezca la oportunidad, explica Witt, la neurocientífica de la Fundación Nacional de Ciencias.
Tanto en los casos de padres adoptivos, padres de bebés prematuros, mujeres que tienen complicaciones durante el parto y muchas otras ocasiones en que la mamá no puede estar con su recién nacido inmediatamente, no faltará tiempo para que los dos se apeguen y se enamoren.
Sin embargo, si tu bebé nace prematuro y tiene que permanecer unos días o semanas en la incubadora, insiste en pasar el mayor tiempo posible a su lado, y lo más pronto posible, por el bien de tu bebé. Estudios recientes demuestran que el contacto piel a piel con la madre, conocido como el "método canguro", es una de las mejores terapias que hay para los bebés prematuros.
Las caricias de papá no son menos importantes para el bebé, y pueden calmarlo tanto como las de la mamá. Un estudio con bebés prematuros en unidades neonatales de cuidados intensivos demostró que el cariño de papá puede producir beneficios profundos y duraderos. Los bebés que recibieron visitas de sus papás regularmente, no sólo aumentaron más peso durante su estadía en el hospital, sino que también mostraron un mejor desarrollo emocional 18 meses después, probablemente porque continuaron recibiendo mucha atención de parte de sus padres al salir del hospital.
De la misma forma, si tienes un parto con cesárea y no puedes tener en brazos a tu bebé inmediatamente, pídele a papá que lo haga. Un estudio realizado en 2007 con bebés nacidos mediante cesáreas señaló que el contacto piel a piel con el papá reducía el llanto del bebé y los inducía a echarse su primera siesta fuera del vientre de mamá.
El amor crece con el tiempo, tanto para ti como para tu bebé. Si estás con tu hijito durante la primera hora en que esté despierto, puede que te mire a los ojos y memorice tu rostro, o al menos una versión borrosa de tu rostro.
Más adelante, sus primeras sonrisas les ayudarán a los dos a acercarse aún más. Un estudio publicado en la revista Pediatrics en 2008 reveló que cuando las madres miraban fotos de sus propios bebés sonriendo, se iluminaban en sus cerebros las área asociadas con la sustancia química dopamina, responsable de la sensación de placer y bienestar.
Sin embargo, los vínculos emocionales significativos contigo y con otras personas importantes en su vida no se desarrollarán hasta que tu bebé tenga entre 7 y 8 meses de edad, explica Julia Braungart-Rieker, una profesora adjunta de psicología en la Universidad de Notre Dame, en Indiana (EE.UU).
Tu bebé se apegará mucho a las personas que lo tengan en brazos cuando llore y lo alimenten cuando tenga hambre. Sentirá tu falta cuando te alejes y se pondrá feliz cuando regreses. No se tratará exactamente del "amor" que conocemos como adultos, pero será el sentimiento más fuerte y profundo que conocerá hasta ese momento.
Recuerda: Es imposible "malcriar" a un bebé con demasiado amor, atención y cariño. Cuando reconfortas a tu niño, estás construyendo una base de confianza y afecto que durará toda la vida.
De 12 a 36 meses: ¿Son las pataletas una muestra de afecto?
El vínculo entre tu hijito y tú se va haciendo más fuerte a medida que tu niño crece, aunque parezca que se pasa la mayor parte del tiempo gritando y pataleando. De hecho, esos berrinches son una prueba del estrecho lazo que existe entre ustedes dos.
Las pataletas de los niños pequeños son más o menos como las peleas de los enamorados, aclara Emma Adam, una psicóloga del desarrollo de la universidad Northwestern, en Estados Unidos. "Sólo son capaces de llorar descontroladamente porque te quieren mucho", dice ella. En otras palabras, tu niño jamás podría sentirse tan decepcionado o enojado si antes no hubiera confiado profundamente en ti.
Aunque te sientas increíblemente frustrada con tu niño en esta edad crítica, eso no significa que vayas a dejar de quererlo. Recuerda que tienes la naturaleza a tu favor. Científicos británicos escanearon el cerebro de 20 madres mientras miraban fotos de sus propios niños de 12 a 36 meses. El área del cerebro responsable del placer (la zona que también está relacionada con el amor romántico) se encendió como un árbol de Navidad.
Por otro lado, el comportamiento de un niño pequeño a menudo pone a prueba la paciencia de sus papás. Lee nuestros consejos sobre cómo manejar las rabietas de tu niño.
Una de las formas en que tu niño expresa su afecto hacia ti es corriendo en tu dirección cuando algo le duele o necesita cariño. "Los niños buscan la ayuda de las personas en quienes más confían", explica Braungart-Rieker, la psicóloga de la Universidad de Notre Dame.
Los preescolares y los niños grandes: Un amor más refinado
No te asustes si a medida que tu niño crece empieza a ocultar sus sentimientos. En parte, esto ocurrirá por la presión que siente de mostrar a sus compañeritos que ya es mayor, y en parte porque a esta edad, expresar todo lo que siente sería muy agotador para un niño.
Pero aunque tu niño no te abrace a cada instante, verás que manifiesta su amor de muchas otras maneras. A algunos les encanta revelarte todos sus secretos, mientras que otros son naturalmente más reservados. Lo importante para que el amor fluya en ambos sentidos es que estés siempre disponible y lista para escucharle cuando tu niño te necesite.
Ese amor posesivo y "empalagoso" de la primera infancia poco a poco se transforma en algo más intenso y complicado. Tu niño ahora es capaz de sentir empatía hacia ti y los demás, y empezará a amarte por ser quien eres, y no sólo por ser quien lo cuida. También empezará a querer ser más independiente, lo cual significa que ahora más que nunca necesitará tu amor y apoyo.
"Aunque parezca contradictorio, cuanto más seguridad le des a un niño, más independiente podrá ser", dice la psicóloga Emma Adam, de la universidad Northwestern.
Incluso cuando esté luchando por ser su propia personita, tu niño no logrará romper el fuerte vínculo que lo une a ti. La conexión que hay entre los dos viene desde que estaba en tu vientre, y se ha ido fortaleciendo a través del cariño, los recuerdos y, cómo no, las hormonas.
Cuando una madre asiste a una presentación de teatro en la escuela de su pequeño de 8 años, recibe una pequeña dosis de oxitocina, que literalmente le produce recuerdos de las primeras horas con su bebé. Cuando los padres, padrastros o padres adoptivos besan una herida para que se "ponga buena" o ayudan a su hijo con la tarea escolar, están fortaleciendo un vínculo que durará muchos años. Y eso es suficiente para que se vuelvan a enamorar completamente.
]]>Sin embargo, ¡siempre llegamos a nuestro destino! O al menos casi siempre. Todos los días, prácticamente desde que nos enteramos que somos madres y durante toda la vida, nos haremos esta pregunta: ¿Cómo puedo ser una mejor mamá? Y no es que está mal que nos la hagamos, siempre y cuando mantengamos el equilibrio y la cordura. A veces nos olvidamos que todos cometemos errores y que buscamos la perfección, lo que puede llevarnos al desequilibrio y hacernos sentir muy mal. La perfección no existe, sólo podemos procurar ser mejores cada día y atender las necesidades de nuestros hijos de la mejor manera posible.
Por esto, existen algunos aspectos que, a mi parecer, nos ayudan a ser una mejor mamá sin morir en el intento. Aquí te comparto algunos de ellos.
A veces ante la mirada de los otros solemos creer que nos equivocamos, sin embargo, hay que confiar en nuestro instinto, en nuestras corazonadas y también en nuestra lógica. En el momento en que nos olvidamos de los demás, del afuera y del qué dirán, podemos centrarnos en hacer nuestra labor de la mejor manera posible. En muchas ocasiones no hay reglas, sino que debemos ir resolviendo momento a momento lo que se presenta y aprender en el camino.
Como se dice comúnmente: aunque los niños vengan con el pan bajo el brazo, no vienen con manual de instrucciones. Podemos apelar a recibir consejos, buscar ayuda profesional o leer libros alusivos al tema, pero en última instancia, somos nosotras las que debemos tomar las decisiones, por lo que debemos estar seguras de nosotras mismas.
Para terminar, hay una frase anónima que dice: "El viento y las olas siempre van a favor de quien sabe navegar", y saber navegar en este caso significa poder confiar en nosotras mismas, aceptar los problemas como desafíos y saber que llegaremos a buen puerto. Sin duda esto sucederá siempre y cuando nos hagamos conscientes de que tenemos la fuerza para salir adelante y ser siempre una mejor mamá.
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La mayoría de las mujeres embarazadas necesitan incrementar las proteínas que consumen, ciertas vitaminas como el ácido fólico y minerales como el hierro, y comer algunas calorías extra para tener más energía. Si crees que no estás comiendo bien, ahora es el momento de asegurarte de que tu alimentación sea más nutritiva y equilibrada. Es muy recomendable que limites la comida chatarra, porque tiene muchas calorías, pero pocas de las vitaminas y minerales que necesita tu bebé. Sin embargo, comer mejor no significa comer más o mucho más. La creencia de que durante el embarazo hay que comer por dos, se descartó hace tiempo.
Si tienes un peso adecuado al inicio de tu embarazo, no necesitarás calorías extras durante el primer trimestre. Durante el segundo trimestre, tu bebé sólo necesita que añadas 340 calorías más por día (y 300 calorías no son grandes cantidades de comida, por ejemplo, un jugo, una tortilla y un poco de arroz ya las completan) y alrededor de 450 calorías adicionales por día durante el tercer trimestre.
Si tienes sobrepeso o de lo contrario, estás baja de peso, no te bases en el número de calorías arriba indicadas. Eso dependerá de la meta que tengas para controlar tu peso. Habla con tu doctor al respecto.
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El primer año de vida es determinante para el crecimiento de un niño. Hay que asegurarle una alimentación suficiente y adecuada para prevenir posibles enfermedades y crear unos buenos hábitos. Durante los primeros meses basta la lactancia materna... pero por regla general, a partir de los seis meses se empieza a introducir la alimentación complementaria. La razón más importante es cubrir las necesidades energéticas para que el niño se desarrolle y crezca adecuadamente, que pasan de las 550 calorías al día a las 1.050 cuando alcanza el año.
Los papás han de ir sustituyendo las tomas de leche que recibe su bebé por los distintos componentes de la alimentación complementaria (papilla de cereales, fruta, puré de verduras…). Deberán hacerlo de forma paulatina, con intervalo suficiente para que su bebé vaya aceptando los nuevos alimentos, probando su tolerancia antes de introducir uno nuevo y dando tiempo a la adaptación de su organismo.
Aunque a partir del cuarto mes, el bebé es capaz de sostener la cabeza, tragar alimentos semisólidos, coger una cuchara, la OMS, recomienda prolongar la lactancia exclusiva hasta el sexto mes de vida, con el objetivo de no interferir con la lactancia materna, evitar en exceso la carga renal (menor en la leche materna), y no exponer al bebé a determinados alimentos que pudieran desencadenar una alergia.
En los últimos años se ha instalado una corriente denominada “baby led weaning”o “destete dirigido por el bebé”, una forma de introducir los alimentos a los bebés en los que no se les ofrecen papillas, sino comida en pequeños trocitos. Esta forma de incorporar los alimentos, comienza aproximadamente a los 6 meses de vida, cuando el niño es capaz de mantenerse sentado y tiene inquietud por probar alimentos. Siempre se prioriza la toma de leche, que debe ser la primera opción, para acto seguido ofrecerle trocitos de fruta o verdura cocida, etc., que ellos solos puedan coger con su mano. Este destete dirigido por el bebé, también debe ser realizado poco a poco, incorporando un alimento cada varios días con objeto de ir observando posibles intolerancias y evitar aquellos alimentos que puedan ocasionar atragantamientos (por ejemplo, los frutos secos, frutas con semillas, etc) o alimentos excesivamente duros, que no pueda masticar bien.
La introducción de la alimentación del bebé deberá seguir siempre las recomendaciones del pediatra, ya que son los profesionales sanitarios los que conocen el estado de salud del bebé.
Fuente: OCU
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1 mes
2 meses
3 meses
4 meses
5 meses
6 meses
Alrededor de los 8 meses (en algunos casos, antes), los bebés empiezan a decir sus primeras palabras que siguen al balbuceo. Suelen emitirse de manera aislada y son sólo aproximaciones fonéticas a las palabras de los adultos, pero todas realizan una función. Estas primeras palabras, que se han contabilizado en torno a 50 en la mayoría de los niños, las utilizan para referirse a objetos o situaciones específicas.
Al principio, suelen ser difíciles de reconocer para los padres porque están condicionadas por las constricciones anatómicas que impone el aparato fonador del niño, pues en el recién nacido, la laringe que es el órgano que permite hablar, está situada más arriba que en los adultos y la lengua ocupa prácticamente toda la boca. Poco a poco, va descendiendo y, con ello, el bebé va ganando los mecanismos adecuados para articular los sonidos.
Qué quieren decir los bebés con sus balbuceos
Entender a los bebés en su primera etapa del desarrollo del lenguaje es un reto para sus padres y las personas que les cuidan. La confianza que el bebé ha depositado en ellos y el afecto que ha desarrollado este vínculo, alimentará su deseo de conectar con ellos y enriquecerá sus recursos para comunicarse. Mientras tanto, es importante que los adultos estemos muy pendientes de lo que nos quiere decir nuestro bebé para animarle en su esfuerzo por conquistar el lenguaje.
En esta aventura de "adivinar" qué dice, nos encontramos con tres características a tener en cuenta:
Las palabras de dice tu bebé
Las primeras palabras se van a producir siempre en un determinado contexto marcado por circunstancias personales, temporales o espaciales porque en ellas función y referencia van estrechamente unidas.
Cómo estimular el lenguaje del bebé
Existen otras razones que se imponen a la hora de la elección de algunas palabras en el primer léxico del bebé. Una de ellas tiene que ver con los gestos, el recurso comunicativo ha utilizado hasta ahora el bebé para comunicarse. Por este motivo, algunas de estas primeras palabras conviven en principio con los gestos. Este es caso de las palabras hola y adiós, que expresan el saludo y están acompañadas por gestos con la mano y, de sí y no, que manifiestan aceptación o negación y que suelen acompañarse con movimientos de la cabeza.
La frecuencia de aparición de las palabras en el entorno del bebé también es determinante, pues las palabras que los adultos más repiten al bebé son las primeras que adquiere. Pero lo que de verdad conduce al bebé a enriquecer su léxico es la intención de querer comunicar y surgen por su deseo de entender y categorizar su entorno. Así, se ha observado que, en los bebés con hermanos mayores, aparece entre los primeros puestos la palabra mío con una incidencia muy superior a los bebés primogénitos.
Tras la conquista de las primeras palabras, la evolución del lenguaje avanza de manera irregular. Al principio, el progreso es lento. Es capaz de repetir 50 palabras, aunque conoce el significado de unas 200. A partir de los dos años, sus progresos son espectaculares. Durante estos meses, el número de palabras conocidas aumenta mucho más que en cualquier otro período y éstas dejan de pronunciarse aisladas para formar frases.
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DESCANSO: Es necesario para acumular reservas de energía. Se debe evitar todo estrés psíquico y físico. Conviene dormir de ocho a diez horas diarias, en cama dura.
CUIDADO DE LA PIEL: La piel está más activa que de costumbre, ayudando a otros órganos a eliminar impurezas. Son importantes las duchas diarias; la limpieza ayuda a que las glándulas de la piel tengan un funcionamiento correcto. Se debe hidratarla diariamente, sobre todo en los glúteos y mamas para evitar estrías y grietas. Es aconsejable el agua templada como terapéutica relajante. Los baños de inmersión se recomiendan solo hasta el séptimo mes; el cuello del útero puede estar dilatado y favorecer las infecciones.
CUIDADO DE LAS MAMAS: Después de la higiene diaria de las mamas y pezones con agua y gasa, se recomienda secarlos bien y aplicar algún aceite o lanolina. La sustancia segregada que permanece en los pezones puede hacer que la piel se vuelva sensible y dolorosa.
CUIDADO DE LOS DIENTES: En el primer trimestre conviene acudir al dentista para un control. Los arreglos dentarios deben hacerse lo más rápidamente posible; los dientes y encías infectados pueden afectar la salud.
CUIDADO DEL CABELLO: Lavarlo una o dos veces por semana. Se aconseja cepillado y masaje diario.
PRENDAS DE VESTIR: Utilizar ropa ligera y amplia; debe mantenerse limpia, fresca y aireada. Prohibido usar prendas que ajusten y dificulten la circulación.
CALZADO: Utilizar calzado cómodo, zapatos de base ancha, que aseguren un buen equilibrio. No conviene usar tacos altos ni zapatillas.
RELACIONES SEXUALES: En un embarazo normal, pueden seguir hasta el final del mismo. Están contraindicadas cuando hay antecedentes de abortos o amenazas de parto prematuro.
]]>Comidas en familia
Comer en familia es una costumbre agradable tanto para los padres como para los hijos. A los niños les agrada la previsibilidad de las comidas en familia, y los padres tienen la oportunidad de ponerse al día con sus hijos. Los niños que participan en comidas en familia con regularidad presentan estas características: es más probable que coman frutas, vegetales y cereales, es menos probable que coman refrigerios poco saludables, es menos probable que fumen, usen marihuana o beban alcohol. Por otra parte, las comidas en familia ofrecen la oportunidad de presentarle al niño nuevos alimentos y de que usted dé el ejemplo llevando una dieta saludable.
Abastecerse de alimentos saludables
Los niños, en especial los más pequeños, comen sobre todo lo que está disponible en la casa. Por eso, es importante controlar las provisiones: los alimentos que sirve en las comidas y los que tiene a mano para refrigerios. Siga estas sugerencias básicas:
Cómo dar un buen ejemplo
La mejor manera de estimular al niño a comer de manera saludable es dando el ejemplo. Los niños imitan a los adultos que ven a diario. Si usted come frutas y verduras, y consume menos alimentos poco nutritivos, estará enviándole el mensaje correcto. Otra manera de dar un buen ejemplo es limitando el tamaño de las porciones y evitando comer de más. Hable sobre el estar satisfecho, en especial con los niños pequeños. Diga algo como “esto está delicioso, pero estoy satisfecho y no voy a comer más”. De igual modo, los padres que siempre están a dieta o quejándose de sus cuerpos pueden fomentar estos mismos sentimientos negativos en los niños. Trate de mantener una actitud positiva en lo que se refiere a la comida.
No pelee por la comida
Es fácil convertir la comida en una fuente de conflicto. Los padres bien intencionados pueden encontrarse en una situación en la que negocian con los niños o los sobornan para que coman alimentos saludables. Una mejor estrategia es permitir que los niños tengan cierto control, pero también limitar los tipos de alimentos que tienen en la casa.
Los niños deben decidir si tienen hambre, qué desean comer de los alimentos que les sirven y cuándo se sienten satisfechos. Los padres controlan los alimentos disponibles para los niños, tanto a la hora de la comida como entre las comidas. A continuación, algunas pautas que puede seguir:
Involucre a los niños
A la mayoría de los niños les agrada participar en la selección de los alimentos que se sirven en las comidas. Converse con ellos sobre las diferentes opciones y la planificación de una comida equilibrada. Algunos niños quizá deseen ayudar en la compra y en la preparación de los alimentos. En el supermercado, enseñe a los niños a leer las etiquetas para que comiencen a aprender sobre los valores nutritivos.
En la cocina, asígnele a su hijo tareas apropiadas para su edad de modo de evitar que se lastime o se sienta abrumado. Al final de la cena, no se olvide de elogiar al cocinero.
Los almuerzos escolares también pueden servir de aprendizaje para los niños. Es más, si puede lograr que ellos comiencen a pensar en lo que van a almorzar, es probable que pueda ayudarlos a hacer cambios positivos. Sugiérales que digan qué tipos de alimentos les gustaría comer en el almuerzo o vayan juntos al supermercado para comprar alimentos saludables que puedan llevarse a la escuela.
Otra buena razón para involucrar a los niños es prepararlos de modo que tomen buenas decisiones en lo que respecta a los alimentos que comen. Eso no quiere decir que repentinamente su niño preferirá una ensalada a las papas fritas, pero los hábitos alimenticios que usted le ayude a formar en el presente pueden encaminarlo hacia decisiones más saludables por el resto de su vida.
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Los bebés lloran. No hay forma de evitarlo. Así comunican que tienen hambre, les duele algo, o necesitan dormir, entre otras cosas.
¿Cómo pueden los papás interpretar lo que quiere decirles su bebé con sus llantos?
Puede resultarte difícil al comienzo, pero gran parte de la crianza de los hijos se basa en probar y equivocarse, y pronto aprenderás a adivinar sus necesidades, leer sus señales de aviso y consolar sus lágrimas.
Incluimos las razones más comunes por las que lloran los bebés. Si tu pequeño está llorando, consulta la siguiente lista. Seguramente encontrarás algo que lo alivie.
En realidad, no es tan fácil como parece. En lugar de quedarse dormidos, los bebés pueden ponerse irritables y llorar, especialmente si están demasiado cansados.
Es recomendable poner a tu bebé a dormir en cuanto bosteza por primera vez en lugar de esperar hasta que el cansancio lo altere.
Si tu bebé se pone irritable y llora a menudo justo después de comer, quizás tenga dolor de estómago. Muchos padres aseguran que las gotas antigases que se pueden comprar sin receta o un agua medicinal preparada con hierbas y bicarbonato de sodio (conocida en EE.UU. como gripe water) son mano de santo. Pero consulta con tu doctor antes de darle a tu bebé cualquier remedio.
Incluso si tu bebé no tiene cólicos y nunca se ha puesto irritable después de comer, tener muchos gases ocasionalmente puede dejarlo hecho un mar de lágrimas. Si sospechas que esto es lo que le sucede, prueba algo sencillo para ayudarle a sacar el gas, como acostarlo sobre su espalda, sujetar sus pies y mover sus piernas en círculos como si estuviera pedaleando una bicicleta.
Existen otras causas por las cuales tu bebé puede padecer de dolor de estómago. Entre éstas se incluyen: reflujo gastroesofágico, gastroenteritis o "gripe estomacal”, alergia a la leche o intolerancia a la lactosa, estreñimiento y cambios en la dieta así como obstrucción intestinal.
Los bebés tragan aire cuando lactan o beben de un biberón, y si no sacan el aire pueden sentirse incómodos. A algunos bebés les molesta muchísimo tener aire en el estómago, mientras que otros no parecen necesitar eructar demasiado (para ideas sobre cómo ayudarlo a eructar, consulta nuestro artículo).
A los recién nacidos les gusta estar abrigados y calentitos. Como regla general, necesitan tener una prenda de abrigo más que tú para sentirse cómodos. Es menos probable que se quejen de tener demasiado calor que de tener mucho frío y tampoco llorará de manera tan enérgica.
Si parece que a tu bebé le duele algo, pero no estás segura de qué es, pásale un dedo por las encías. Quizás te sorprenderás al descubrir el bultito duro de un diente de leche que está a punto de salir.
El primer diente suele salir entre los 4 y los 7 meses, pero puede salir antes.
Si tu bebé empieza a llorar desconsoladamente, llévalo a algún lugar tranquilo, y déjalo desahogarse un rato. Después haz alguna actividad tranquila para consolarlo, como acunarlo, o cantarle una canción de cuna.
A muchos bebés les gusta que los envuelvan bien apretaditos en una cobija (manta), como si fuera un tamalito. De esa manera se sienten más seguros cuando todo a su alrededor les parece abrumador. Si tu bebé ya es mayorcito como para que lo envuelvas como tamalito o si no le gusta eso, trata de sacarlo a un lugar sereno mientras se calma.
Puedes pasear a tu bebé en una cangurera, mochila frontal o rebozo. Llévalo a grupos de juegos o visita a amigos que tienen bebés. También pueden ir a la hora de cuentos para bebé en tu biblioteca local, al zoológico o al parque.
El llanto de un bebé enfermo suele ser distinto del llanto de un bebé que tiene hambre o está frustrado. Si el llanto de tu bebé suena como que "algo va mal", confía en tu instinto y llama al doctor.
¿Qué hacer si tu bebé sigue llorando?
Algunas veces es posible que no puedas entender qué le está ocurriendo a tu bebé, los bebés tienen sus buenas razones para llorar, pero ni los padres más experimentados pueden leerles la mente, y los bebés no pueden expresar con palabras lo que les pasa. Por suerte puedes consolar a tu bebé incluso cuando no sabes qué le pasa. Encontrarás muchos métodos probados en nuestro artículo: Qué hacer cuando tu bebé llora sin motivo aparente.
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Recuperación física tras el parto del bebé:
Descansar es el objetivo prioritario nada más dar a luz. El sueño tiene un efecto reparador tras el esfuerzo del alumbramiento y durante las primeras semanas no debes pensar en hacer ejercicio. Una vez que han transcurrido las primeras cuatro semanas, es decir, coincidiendo con el primer cumplemés de tu bebé, puedes empezar a practicar algún tipo de actividad física suave. Después de la cuarentena, el yoga, las tablas de ejercicio cortas, el Pilates y los estiramientos te ayudarán a aumentar tu energía vital y servirán para mejorar tu bienestar físico y emocional.
Conviene consultar con tu médico y con un monitor deportivo sobre los ejercicios más recomendables en tu caso, ya que también hay que tener en cuenta tu condición de madre lactante. Ser constante una vez que comiences el ejercicio y hacerlo diariamente para recuperar tu figura, seguir una buena alimentación y someterte a algún tratamiento estético son las máximas que debes seguir para lograr recuperarte.
En busca del peso ideal tras el embarazo:
Buscar la talla anterior al embarazo no debe obsesionarte. Perder los kilos que te sobren es una tarea que lleva su tiempo. Después del parto, suelen perderse de cinco a siete kilos entre el bebé, la placenta y el líquido amniótico. Cuanto más peso hayas ganado durante la gestación, más toca perder. Ten en cuenta que la pérdida será rápida al principio y más lenta después, y que tu cuerpo necesita casi el mismo tiempo que duró el embarazo para volver a ser el que era. En algunos casos, sobre todo, si el parto se produjo por cesárea, se puede tardar hasta un año en recuperar la silueta anterior al embarazo.
Vientre plano después de nueve meses de embarazo:
Tras el parto, la tripa está dilatada debido a que sufre una pérdida de tono por el estiramiento al que se ha visto sometida durante el embarazo. El vientre plano se puede recuperar, sobre todo, si tu aumento de peso durante el embarazo ha sido moderado, es decir, entre 9 y 12 kilos. En este caso, conviene tener paciencia y no precipitarse con las abdominales porque las franjas musculares, ahora débiles, podrían ceder aún más. Si tu embarazo ha sido múltiple, debes extremar las precauciones debido a que los músculos rectos abdominales han podido sufrir un estiramiento excesivo y puede costarles más cerrarse. Incluso es posible que no lo hagan hasta pasadas muchas semanas después del parto. Para detectar este problema, contrae la musculatura abdominal y presiona con la mano en la zona situada debajo del ombligo. Si notas un hundimiento de unos dos centímetros, consulta a tu médico. Es mejor esperar al final de la cuarentena para reanudar la actividad física.
Pecho a su sitio tras la lactancia materna:
Debido al aumento de tamaño de los senos durante el embarazo por los cambios hormonales, y a los cambios de volumen que experimentan durante la lactancia, pueden perder firmeza. Los senos están formados por tejido adiposo (grasa), tejido fibroso y glándulas. Carecen de sostén natural para vencer la fuerza de la gravedad y como sólo están protegidos por un abanico de músculos y piel, están expuestos a perder su sitio original. Para evitarlo, es recomendable realizar una tabla de ejercicios específica para fortalecer los músculos, que están detrás de las mamas.
Con estos ejercicios también trabajarás los brazos, que ahora necesitan estar fuertes para coger al bebé. No obstante, un buen remedio casero para poner el pecho en su sitio es un masaje tonificante con el agua de la ducha bien fresquita. Cuando termines la lactancia, puedes usar un gel específico para recuperar la firmeza de tus senos.
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La Organización Mundial de la Salud recomienda mantener la lactancia exclusiva hasta el sexto mes de vida, a partir de entonces se recomienda seguir con la lactancia materna hasta los 2 años, como mínimo, acompañado de alimentos complementarios.
Primeros alimentos del bebé
Una vez llegado el momento de destetar al bebé, los expertos del Instituto Nacional de Pediatría de México (INP) recomiendan evaluar el estado de desarrollo y nutrición que tiene el bebé según su sexo y edad, para saber sus necesidades nutricionales. Además, recuerdan que debe mantenerse la lactancia o la leche de sustitución.
El INP aconseja que la nueva dieta cubra las necesidades nutricionales y energéticas del bebé, y que incluya productos de origen natural, frescos y de consumo habitual en la comunidad en la que resida la familia.
Es muy importante tener en cuenta que en este periodo pueden aparecer las denominadas alergias alimentarias, por lo que se recomienda al introducir un nuevo alimento que se haga por si solo y observar la tolerancia del bebé.
Cantidad, consistencia y frecuencia de los alimentos
Según los especialistas del INP, la cantidad, la consistencia y la frecuencia de los alimentos complementarios son tres aspectos fundamentales a la hora de introducir una nueva dieta en los niños.
La cantidad inicial de los productos debe ser entre una y dos cucharadas pequeñas para las frutas, verduras y cereales en el sexto y séptimo mes y para las carnes y pescados el noveno y décimo. Estas cantidades aumentarán gradualmente y ya en el mes doce se recomienda un cuarto de taza al día de cereales frutas y verduras y cuatro cucharadas de carnes, pescados, leguminosas y huevo.
Respecto a la frecuencia, del sexto al octavo mes los expertos aconsejan dar los alimentos una o dos veces al día y preferiblemente por la mañana para fomentar el desayuno. A partir del octavo mes ya se introducen carnes y pescados y se empieza a fomentar también la comida. Además, se aconseja mantener la consistencia de purés y papillas hasta los 12 meses, cuando se empiezan a introducir los alimentos troceados o picados.
Consejos para los primeros alimentos sólidos del bebé
Para que el proceso de destete no sea traumático para el bebé, se recomienda utilizar platos y cucharas pequeñas apropiadas para las manos y la boca del niño, alimentar directamente los primeros meses y asistirlos si lo requieren cuando sean más mayores.
No forzar la alimentación y tener paciencia es fundamental tanto para los padres como para los pequeños. Si el niño rechaza un alimento, procura mezclarlo con otros sabores o texturas. Evita los primeros meses los condimentos y especias y presenta los platos de forma atractiva.
]]>¡Cuidado! Si estás tomando algún método anticonceptivo hormonal y has empezado a tomar antibiótico, te recomendamos que empieces a tomar alguna otra precaución para evitar el embarazo. El uso de antibióticos puede interferir en el efecto de anticonceptivos hormonales como la píldora, el parche o el anillo porque, tanto los antibióticos como los componentes de los anticonceptivos se metabolizan en el hígado, de manera que pueden interactuar entre ellos.
En los tratamientos de corta duración debe utilizarse un método de barrera durante el tiempo de administración del fármaco y hasta 7 días después de su retirada. Si coincide con el intervalo libre de tratamiento con el anticonceptivo, la mujer debe obviar este periodo e iniciar el siguiente ciclo inmediatamente.
Los fármacos capaces de disminuir la eficacia de los anticonceptivos más utilizados son los antibióticos (penicilina, tetraciclinas, etc.), rifampicina y algunos antimicóticos.
Si estás usando anticonceptivos, has empezado a tomar antibióticos y has sufrido un sangrado intermenstrual, ¡cuidado! es uno de los síntomas que indican que los anticonceptivos están disminuyendo su efecto.
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Lo ideal sería que limpiaras la boca de tu bebé después de darle el pecho o de darle el biberón, para retirar los restos de leche y evitar su fermentación. Como mínimo deberías hacerlo una vez al día, preferentemente por la noche, introduciendo tu dedo índice limpio, y recorriendo con movimientos suaves y circulares la superficie de las encías, sus caras laterales, el interior de las mejillas, el paladar y la lengua. También puedes envolverlo en una gasa, previamente humedecida para no erosionar sus mucosas.
No te preocupes si te parece difícil hacerlo. Retira lo que puedas, sin profundizar demasiado y hasta donde tu bebé necesite y/o admita. Verás que en poco tiempo él se acostumbra y cada vez será más fácil hacerlo. Si la lactancia es materna al principio tendrás poco que retirar, porque una buena succión del bebé hace que la leche caiga casi directa del pezón a su garganta. Pero a medida que tu bebé va creciendo la distancia entre el pezón y la garganta disminuye y es más fácil que queden restos de leche en su boca.
Cuando comience su dentición pon especial cuidado en limpiar sus dientes desde el primer día. Su esmalte es todavía frágil y, por lo tanto, más vulnerable a los ácidos que las bacterias forman durante el proceso de fermentación. Puedes hacerlo frotándolos suavemente con una gasa empapada o con un dedal de silicona especial para bebés.
Llegado el momento de la alimentación complementaria no pruebes su comida con los cubiertos que utilizas para él, ni soples sobre los alimentos para enfriarlos. Ten en cuenta que puedes transmitirle bacterias de tu saliva y que la flora bacteriana de los bebés es diferente a la de los adultos. Por la misma razón, nunca pruebes un biberón para saber si está a la temperatura adecuada, ni utilices tu boca para limpiar chupetes, mordedores, o cualquier utensilio que tu bebé se lleve a la suya. ¡Mima cuanto quieras a tu bebé pero evita besarle directamente en la boca y cuida tu propia salud oral!
Procura limpiar su boca después de darle alimentos ricos en carbohidratos (leche, papilla de frutas, de cereales, zumos, galletas, pan, arroz…) y, especialmente, por la noche. Después de cada amamantamiento si continúas con lactancia materna a demanda nocturna y, si es artificial, tras el último biberón o después de cada uno que los que le des durante la noche. Ten en cuenta que cualquier alimento fermentable (incluida la leche materna, aunque en menor medida que la de fórmula) tiene potencial de generar caries y la salivación, que contribuye a arrastrar los restos alimenticios y contiene anticuerpos protectores, disminuye considerablemente durante el sueño.
Alrededor de su primer cumpleaños puedes comenzar a limpiar su dentadura con un cepillo de cabezal pequeño y suave, mojado y adecuado para su edad. No es necesario, ni recomendable, que utilices aún un dentífrico, aunque sea infantil y mucho menos si contiene flúor. Lo más importante de la limpieza dental es el arrastre de la placa bacteriana, mediante una buena técnica de cepillado. Con el bebé sentado sobre tu regazo y su espalda sobre tu abdomen, colócate frente a un espejo y mueve el cepillo con movimientos hacia abajo desde las encías. Hacia el segundo cumpleaños es un buen momento para que los niños comiencen a manejar el cepillo y a aprender, progresivamente, a realizar la higiene dental de forma efectiva.
]]>La piel del bebé es muy fina y vulnerable a los agentes agresores, por lo que, a la hora de limpiarla, requiere de unos cuidados especiales. No sólo se trata de elegir los productos más adecuados para el bebé, hipoalergénicos y que respeten el pH de su piel, sino que la limpieza debe hacerse de forma correcta.
De hecho, existen muchos errores asociados a la higiene diaria del bebé que pueden tener consecuencias negativas no sólo para la piel, sino para la salud del pequeño en general. Errores que, por otro lado, son muy fáciles de remediar si se tienen en cuenta unos sencillos consejos:
Mima su cabello
Uno de los errores más frecuentes es no dejar tiempo al champú para que desarrolle su acción de limpieza, aplicándolo al final del baño o de la ducha. El producto debe ponerse al principio, y hay que dejarlo “reposar” sobre la cabeza del bebé durante 4-5 minutos. Por lo tanto, lava la cabeza del niño al inicio del baño y pasa a lavar el resto del cuerpo después, haciendo que el pequeño se divierta con el agua y los juguetes.
Protege su piel
La falta de higiene de la piel (sudor que se estanca, polvo que se acumula, etc.) es uno de los principales factores que provoca irritaciones más o menos acentuadas, que pueden producir prurito y, en consecuencia, hacer que el pequeño se rasque, con el riesgo de que aparezca una posible infección en la zona. Lo ideal sería bañar al niño todos los días, utilizando productos específicos para bebés, hipoalergénicos y con un pH neutro, con el fin de respetar el delicado manto hidrolipídico que reviste la piel, y que la protege de las agresiones externas.
La higiene de los genitales
En el caso de los niños, no se debe retirar el prepucio, la piel que recubre el glande, ya que protege el interior del pene y evita que se produzcan infecciones. Por lo que respecta a la higiene de las niñas, se suelen producir dos errores frecuentes: el primero es lavar la zona anal y, después, la vaginal: de este modo, las bacterias que habitan en el intestino pasan a la vagina, con el consiguiente riesgo de provocar infecciones o enrojecimiento. El segundo error consiste en vestir a las niñas con bragas o pantalones muy ajustados, que pueden irritar los genitales internos y externos.
Manos y uñas, siempre limpias
Es preciso habituar al niño a lavárselas con frecuencia, al menos, antes y después de las comidas, y al volver a casa después de estar en el parque o de dar un paseo. Enséñale cómo debe hacerlo, utilizando siempre jabón y frotando sus manitas durante 30 segundos antes de secárselas. Por otro lado, muchas de las infecciones de la piel están provocadas porque el niño tiene las uñas largas y se rasca, provocando lesiones: hay que repasarlas dos veces a la semana, y las de los pies, una sola vez.
Cómo limpiar su naricita
Para limpiar su naricita, sobre todo si está congestionado, hay que acostar al niño boca arriba, girar su cabecita hacia un lado, manteniéndola bien sujeta, y aplicar un producto a base de agua de mar o suero fisiológico en el orificio nasal superior. Después, se debe repetir la operación en el otro orificio, girando la cabeza del bebé hacia el otro lado. Transcurridos 10-20 segundos, se incorpora al pequeño para que termine de expulsar las mucosidades. Para eliminar las mucosidades que todavía permanezcan en las fosas nasales, se debe completar la operación utilizando un aspirador nasal.
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Ser madre es una experiencia muy intensa que nos atraviesa y hace que nos sintamos con la piel de gallina cuando vemos un bebé recién nacido, sobre todo si es nuestro hijo. La maternidad hace que a veces sintamos que estamos caminando por una cuerda floja, haciendo equilibrio sobre un precipicio.
Sin embargo, ¡siempre llegamos a nuestro destino! O al menos casi siempre. Todos los días, prácticamente desde que nos enteramos que somos madres y durante toda la vida, nos haremos esta pregunta: ¿Cómo puedo ser una mejor mamá? Y no es que está mal que nos la hagamos, siempre y cuando mantengamos el equilibrio y la cordura. A veces nos olvidamos que todos cometemos errores y que buscamos la perfección, lo que puede llevarnos al desequilibrio y hacernos sentir muy mal. La perfección no existe, sólo podemos procurar ser mejores cada día y atender las necesidades de nuestros hijos de la mejor manera posible.
Por esto, existen algunos aspectos que, a mi parecer, nos ayudan a ser una mejor mamá sin morir en el intento. Aquí te comparto algunos de ellos.
1. Comprende que todas cometemos errores: Esto no significa que seamos negligentes, sino que simplemente somos humanos, y trataremos de corregir las cosas en las que nos equivocamos, siempre con humildad y perdón hacia nosotras mismas.
2. Confía en ti misma: Confía en tus valores y las capacidades que has desarrollado. Ten la certeza de que a pesar de que ser madre es algo nuevo para ti, podrás resolver las situaciones a las que te enfrentes, siempre de una manera exitosa.
3. Evita compararte: Ya sea con la vecina, tu madre, tu hermana o con algún contacto de Facebook, no califiques tus esfuerzos en función de lo que hace alguien más. Las redes sociales están llenas de imágenes de madres perfectas, que han bajado de peso en seguida luego de dar a luz, que no tienen problemas de crianza y que están siempre sonrientes. Claro, ¡porque no son reales!, son una pantalla que siempre esconde algún conflicto.
4. No te exijas más de lo que puedes: Nadie nació sabiendo, así que permítete llorar o sentir rabia. Deja que cada cosa siga su curso dando lo mejor de ti pero sin querer la perfección, sin pretender que las cosas se resuelvan de una vez y para siempre o tener la respuesta para todo. Lamentablemente, en muchas ocasiones la sociedad nos exige demasiado, la mayoría somos madres que trabajan fuera de casa y las cosas son difíciles casi todo el tiempo. La idea es poder relajarse en medio de las tormentas, dar un respiro y brindar lo mejor de ti, cosa que no lograrás si estás midiéndote o juzgándote a cada momento. Hacerlo terminará anulándote a ti misma, así que mejor reconoce todo lo que hasta ahora has logrado.
6. Pregunta siempre y observa a tus niños: Un consejo de mi madre fue siempre: "piensa en las necesidades de tus hijos, como si fueran las tuyas". Por ejemplo: ¿tienes frio, hambre, sueño? Quizás tus pequeños también, así que obsérvalos y platica con ellos.
7. Valora los logros cotidianos: Los avances diarios en relación a la crianza de tus hijos, aunque te parezcan pequeños nunca lo son. Aun cuando sientas que avanzas a paso de hormiga, nunca minimices tus logros y los de ellos.
8. Date tiempo para ti misma: Aunque sientas que es algo imposible, procura tener un tiempo para descansar, tomar un respiro y recargar energía. No sientas culpa por eso, lo mereces y lo necesitas, escucha a tu cuerpo. Aprende a ser una buena madre y brillar como mujer, si te amas a ti misma y respetas tus tiempos de descanso, sobre todo cuando tus hijos son bebés o niños pequeños, verás que te es más sencillo sentir a flor de piel qué necesita tu hijo a cada momento.
A veces ante la mirada de los otros solemos creer que nos equivocamos, sin embargo, hay que confiar en nuestro instinto, en nuestras corazonadas y también en nuestra lógica. En el momento en que nos olvidamos de los demás, del afuera y del qué dirán, podemos centrarnos en hacer nuestra labor de la mejor manera posible. En muchas ocasiones no hay reglas, sino que debemos ir resolviendo momento a momento lo que se presenta y aprender en el camino.
Como se dice comúnmente: aunque los niños vengan con el pan bajo el brazo, no vienen con manual de instrucciones. Podemos apelar a recibir consejos, buscar ayuda profesional o leer libros alusivos al tema, pero en última instancia, somos nosotras las que debemos tomar las decisiones, por lo que debemos estar seguras de nosotras mismas.
Para terminar, hay una frase anónima que dice: "El viento y las olas siempre van a favor de quien sabe navegar", y saber navegar en este caso significa poder confiar en nosotras mismas, aceptar los problemas como desafíos y saber que llegaremos a buen puerto. Sin duda esto sucederá siempre y cuando nos hagamos conscientes de que tenemos la fuerza para salir adelante y ser siempre una mejor mamá.
El primer año de vida de un bebé es crucial para su desarrollo. La OMS recomienda mantener lactancia exclusiva al menos hasta el 6º mes. Después debemos introducir poco a poco el resto de alimentos. Te contamos lo que debe comer el bebé en cada etapa.
El primer año de vida es determinante para el crecimiento de un niño. Hay que asegurarle una alimentación suficiente y adecuada para prevenir posibles enfermedades y crear unos buenos hábitos. Durante los primeros meses basta la lactancia materna... pero por regla general, a partir de los seis meses se empieza a introducir la alimentación complementaria. La razón más importante es cubrir las necesidades energéticas para que el niño se desarrolle y crezca adecuadamente, que pasan de las 550 calorías al día a las 1.050 cuando alcanza el año.
Los papás han de ir sustituyendo las tomas de leche que recibe su bebé por los distintos componentes de la alimentación complementaria (papilla de cereales, fruta, puré de verduras…). Deberán hacerlo de forma paulatina, con intervalo suficiente para que su bebé vaya aceptando los nuevos alimentos, probando su tolerancia antes de introducir uno nuevo y dando tiempo a la adaptación de su organismo.
Aunque a partir del cuarto mes, el bebé es capaz de sostener la cabeza, tragar alimentos semisólidos, coger una cuchara, la OMS, recomienda prolongar la lactancia exclusiva hasta el sexto mes de vida, con el objetivo de no interferir con la lactancia materna, evitar en exceso la carga renal (menor en la leche materna), y no exponer al bebé a determinados alimentos que pudieran desencadenar una alergia.
En los últimos años se ha instalado una corriente denominada “baby led weaning”o “destete dirigido por el bebé”, una forma de introducir los alimentos a los bebés en los que no se les ofrecen papillas, sino comida en pequeños trocitos. Esta forma de incorporar los alimentos, comienza aproximadamente a los 6 meses de vida, cuando el niño es capaz de mantenerse sentado y tiene inquietud por probar alimentos. Siempre se prioriza la toma de leche, que debe ser la primera opción, para acto seguido ofrecerle trocitos de fruta o verdura cocida, etc., que ellos solos puedan coger con su mano. Este destete dirigido por el bebé, también debe ser realizado poco a poco, incorporando un alimento cada varios días con objeto de ir observando posibles intolerancias y evitar aquellos alimentos que puedan ocasionar atragantamientos (por ejemplo, los frutos secos, frutas con semillas, etc) o alimentos excesivamente duros, que no pueda masticar bien.
La introducción de la alimentación del bebé deberá seguir siempre las recomendaciones del pediatra, ya que son los profesionales sanitarios los que conocen el estado de salud del bebé.
Fuente: OCU
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Nuevas tareas y responsabilidades, sumadas al cansancio que por lo general se siente durante los primeros días luego de dar a luz, pueden resultar realmente agobiantes y causar una sensación de impotencia que con frecuencia contribuye a que la reciente mamá se angustie y se sienta desbordada; por eso, contar con personas que puedan alivianarle el trabajo será muy gratificante para ella.
1. Ocuparse de algunas tareas domésticas
Para la mayoría de las mujeres, el desorden de la casa y la suciedad acumulada es motivo de estrés. Si a esto le agregamos que hay un bebé en casa, todo empeora, ya que suele ser normal que el tiempo no alcance para organizarse, limpiar y a la vez atender al bebé. Si quieres ayudar, colabora con las tareas del hogar, tales como hacer la comida, limpiar, poner ropa a lavar... Al hacer estas tareas de seguro que estarás ayudando a la nueva mamá.
2. Hacer las compras y los mandados
Salir de casa las primeras semanas para hacer la compra del supermercado, pagar impuestos o realizar trámites puede ser una verdadera odisea. No hay que olvidar que las revisiones médicas tanto para la madre como para el bebé también toman su tiempo y son inevitables. Puedes evitar que la reciente mamá se sienta superada por la situación ofreciéndote para hacer los recados fuera de casa.
3. Ofrecerle a la madre tiempo libre
Esto es algo que no se puede comprar pero que todos, incluso aquellas personas que no son padres, valoran mucho. Que le ofrezcas a una madre cuidar a su niño mientras ella toma una siesta, una ducha caliente o incluso para que pueda salir a caminar o ejercitarse una hora, puede ser un regalo de incalculable valor que le aportará buen humor y bienestar para atender a su bebé.
4. Tener en cuenta sus deseos
Puede que la mejor forma de ayudar a una mujer que acaba de dar a luz sea dejándole espacio. Antes de hacer nada, pregúntale si puedes ayudarle y de qué forma, también puedes darle ideas, pero si te dice que no es importante que respetes su decisión. En ocasiones las visitas y el que los familiares estén de forma constante puede ser motivo de malestar e interrupción de la intimidad.
5. Hacer de niñera
Quizá no durante los primeros días, pero luego de unas semanas puede ser muy valioso ofrecerte como niñera para que los padres salgan y puedan tener un tiempo a solas para salir o disfrutar en pareja.
6. Cuando hay más niños en casa…
La llegada de un bebé a casa es algo que cambia la vida de todos los integrantes de la familia. Si el bebé tiene hermanos, puede ser de gran ayuda llevártelos a algún sitio o invitarlos a dormir a tu casa para que la nueva mamá pueda dedicar su tiempo por completo al bebé, a la vez que los niños también sentirán que están pendientes de ellos.
Solo las mamás saben cuántas cosas y sentimientos se experimentan durante los primeros meses de dar a luz. Cualquier ayuda que puedas prestar seguro será de gran utilidad y muy bien recibida por la nueva mamá.
La piel es nuestra tarjeta de visita. La fluctuación de las hormonas, sobre todo en el primer trimestre, puede producir cambios bruscos en la textura de la piel. Aparecen las varices, las estrías y algunas veces picor en la piel y retención de líquidos. La mayoría de estos cambios desaparece naturalmente después del parto, sin embargo hoy te daremos algunos tips para cuidar tu piel durante esta hermosa etapa.
Manchas en la piel:
Durante la segunda mitad del embarazo el 70% de las mujeres (especialmente las de tez oscura) desarrollan manchas de tono marrón irregulares y difusas en la cara, llamadas cloasma o "máscara del embarazo". Esta es una condición hereditaria y hormonal, pero el sol es el principal factor desencadenante. Las áreas más propensas son aquellas que están expuestas a los rayos solares directamente como pómulos, frente, nariz y barbilla. Lo mejor es prevenir las manchas usando protección solar sin alcohol, y si ya le han salido evite tomar el sol y use una protección total (SPF 50+). En muchos casos no pueden prevenirse totalmente, pero el protector solar ayuda a que no sean tan oscuras. Generalmente las manchas mejoran, y en la mayoría de los casos desaparecen después del parto.
Higiene de la piel:
Use jabones neutros y cremosos. Los baños calientes no son recomendables. Es preferible la ducha, sin limitaciones de número pero sí de temperatura del agua. No es recomendable la ducha sueca por los cambios bruscos de temperatura.
Estrías:
Las estrías son la consecuencia de lesiones que se producen en la parte más profunda de la piel, cuando las fibras de colágeno y elastina de la dermis se rompen. Aparecen más frecuentemente en vientre, senos, muslos, cara interna de los brazos, abdomen y caderas. Son casi inevitables, durante el embarazo del 70 al 90% de las mujeres las desarrollan, pero no comprometen la salud de la mujer ni el funcionamiento de su organismo.
El comienzo de las estrías se caracteriza por la aparición de líneas rojizas muy finas y ligeramente elevadas que con el tiempo se transforman en líneas más gruesas. Pronto se deprimen y adquieren un tono violeta, que con los años se vuelve blanquecino y desaparece el vello de la piel sobre ellas. Tienden a aparecer en los últimos meses del embarazo cuando el crecimiento es máximo. Son irreversibles, de manera que es muy importante prevenirlas. Para ello es aconsejable:
• Hidratar: cuanto más elástica es la piel menos posibilidades hay de desarrollar estrías, por eso es importante la hidratación frecuente de las zonas más propensas a las estrías dando un masaje suave con cremas corporales hidratantes o específicas antiestrías para aumentar la circulación (dos veces al día).
• Beber dos litros de agua al día.
• Aumentar de peso de forma controlada.
Celulitis o piel de naranja:
Es una alteración del tejido conjuntivo de la piel. Su manifestación más inmediata es la acumulación de grasa en diversas zonas del cuerpo, sobre todo en los glúteos, muslos y piernas durante el embarazo. Para prevenir este problema (de carácter estético) podemos seguir los siguientes consejos:
• Dieta: aumentar de peso de forma controlada, no conviene engordar más de quince kilos durante el embarazo (excepto en embarazos múltiples). Además, es conveniente llevar una dieta sana y equilibrada: reducir la sal, no abusar de las comidas excesivamente grasas, ni de los dulces y beber abundante agua.
• Los masajes favorecen la circulación sanguínea, realice movimientos circulares ascendentes empezando por los pies hasta los muslos.
• Camine durante media hora a diario y realice movimientos circulares con el pie, de izquierda a derecha.
• No es recomendable permanecer de pie o sentada durante mucho tiempo. Si tiene que estar de pie es mejor caminar, aunque sea tramos cortos. Si trabaja sentada, camine al menos una vez por hora, o levante y baje los talones periódicamente para activar la circulación de sus piernas.
• Evite la ropa ajustada, vista cómoda con prendas amplias y ligeras.
• Para favorecer la circulación es recomendable terminar el baño o ducha con un chorro de agua fría. No se recomiendan los baños excesivamente calientes.
• No es recomendable el uso de cremas anticelulíticas (consulte con su ginecólogo).
Picores y ronchas en el embarazo:
El estiramiento de la piel para amoldarse a las nuevas medidas produce, a veces, un picor en el abdomen y los senos. En ocasiones, las palmas de las manos y las plantas de los se enrojecen dando lugar a una pequeña comezón.
Sin embargo un fuerte picor puede ser síntoma de un problema hepático conocido como colestasis intrahepática del embarazo. Es una dolencia que puede afectar gravemente al feto, por lo que a la mínima sospecha de padecerla es muy importante acudir al médico para que verifique o descarte esta patología con una análisis de sangre, ecografías y controles de monitorización al bebé.
Un porcentaje pequeñísimo de gestantes sufre comezón en el abdomen como y consecuencia de la aparición de ronchas y manchas en la tripa en el tercer trimestre. Esta erupción cutánea se conoce como pápulas y placas pruriginosas y urticariformes del embarazo. A pesar de ese nombre, no te asustes, son inocuas para ti o para el feto. El médico te recetará una crema y un antihistamínico y, si es necesario, un tratamiento con esteroides. Normalmente la afección desaparece al dar a luz.
Cremas hidratantes:
Se recomienda hidratar todo el cuerpo, especialmente el abdomen, los senos y los muslos. Para evitar la irritación de la piel, use una crema sin perfume y lávese sólo con jabón suave. Si nota la piel muy seca use productos untuosos tipo bálsamo, y si por el contrario se vuelve muy grasa, utilice leche y productos libres de aceite.
Calor excesivo:
El calor puede intensificar la comezón y las erupciones. Cuando salga en verano, uilice ropa suelta y de algodón, especialmente en la zona de la entrepierna.
• Si han comenzado a salirle manchas, granitos o un ligero enrojecimiento en la cara, aplíquese una infusión de manzanilla con un algodón sobre la cara bien limpia durante 15 minutos, le ayudará a "aclarar" su piel y actúa como calmante y refrescante
• En ocasiones al final del embarazo se hincha la cara y el cuello debido a la retención de líquidos. Para disminuir la hinchazón aplíquese en la cara una toalla empapada en agua fría o una mascarilla descongestionante
Vello corporal:
Algunas mujeres desarrollan vello corporal durante el embarazo debido a los cambios hormonales. Es temporal desaparece algunos meses después del nacimiento del bebé. En otros casos, el vello se reduce por la acción de ciertas hormonas.
Pies:
Sus pies aguantan un peso adicional a diario, por lo que estarán más hinchados y seguramente necesite una talla más de lo habitual. Puede aliviar la hinchazón descansando con ellos en alto.