3 etapas de la nueva mamá

3 etapas de la nueva mamá

Como madres, gran parte de nuestra atención está puesta en las etapas de la niñez. Empiezan a sucederse apenas llegamos del sanatorio con nuestro recién nacido: la etapa de confusión entre día y noche. Y luego, llegan otras: la etapa del gateo, la de esos torpes primeros pasos, la del descubrimiento en el espejo, la de chuparse el dedo, la de la falda roja a toda hora, la de las capas de superhéroes, la de los dinosaurios, la de rebeldía preadolescente, la de la resistencia a la ducha… ¡Son tantas!

Cada una marca un punto en la línea histórica de su desarrollo, en la progresión hacia convertirse en los adultos que algún día serán, pero… ¿has pensado que tú, como madre, también atraviesas etapas?

Estas son las tres primeras que solemos transitar cuando nos convertimos en mamás:

La de la duda permanente:
Durante los primeros meses, solemos pasar noches en vela, no sólo porque nuestro recién nacido demanda nuestra atención durante las 24 horas, sino porque nos invaden los miedos y las dudas acerca de lo que estamos haciendo. Leemos blogs enteros sobre lactancia, buscamos infinitas preguntas en Google, lloramos en el consultorio del pediatra por no poder calmar a nuestro pequeño con cólicos, chequeamos cien veces si está respirando, detenemos el auto cada cinco cuadras para asegurarnos de que la silla del bebé esté bien sujetada… Nuestras amigas nos reconfortan y seguimos adelante, pero la incertidumbre nos domina.

La del amor absoluto:
Al salir de esa abrumadora primera etapa, solemos entrar en una más disfrutable: la del enamoramiento profundo. En muchos casos, las flamantes madres atraviesan esta fase primero, pero un bebé con cólicos o algunos problemas de lactancia pueden llevarte a vivirla en un segundo momento. Lo observas hipnotizada durante horas, acaricias su carita una y mil veces, lo hueles, memorizas su aroma, disfrutas de sus sonidos como maravillosas melodías, gozas al máximo de los baños, los cambios de ropa y los incipientes juegos entre ambos… No puedes creer que está ahí contigo y que es TU bebé. Sin dudas, es una etapa mágica.

La de la realidad:
Por último, la vida se presenta en su plenitud ante nosotras y entramos en la etapa de cierre de la primera fase de la maternidad: la realidad. Alrededor del primer cumpleaños, la novedad de la llegada del bebé deja de ser tal. Tu pequeño está aquí para quedarse y, poco a poco, los otros órdenes de la vida deben ser atendidos también. Finalmente, comprendes que juntos transitarán una infinidad de nuevas etapas y que muchas de ellas no serán sencillas. Nadie dijo que sería fácil, claro, pero lo más importante es que – más allá de la batalla que tengan por delante – se tendrán uno al otro para librarla. Y esa etapa es eterna.


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